La inflamación crónica activa las células que destruyen el hueso (osteoclastos) e inhibe las que lo reconstruyen (osteoblastos). Analgésicos y corticoides alivian el dolor, pero empeoran el problema a largo plazo. Una base antiinflamatoria con omega-3, cúrcuma, frutas y verduras ayuda al cuerpo a regenerar sus huesos sin efectos colaterales.
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